Es conocida la labor administrativa y contable que desempeñan los Administradores de Fincas, llevando las cuentas de la Comunidad, actualizando las facturas, convocando reuniones y juntas entre los vecinos, entre otras cosas. Todas estas tareas no son simples enumeraciones, son un trabajo constante que requiere de un esfuerzo y dedicación.
Y es que un buen Administrador de Fincas no solo administra, sino que vela por los intereses de sus administrados, trabajando a diario para hacer de esos hogares un sitio seguro en el que vivir. Y es que el principal valor que debe transmitir un Administrador es el de la tranquilidad. Lo que un propietario desea es sentir bienestar dejando su bien más preciado en manos de quién lo administra, ya que aquello que una familia necesita es una persona cercana, con quien tratar en cualquier momento, que aclare las posibles dudas y tenga soluciones para cualquier problema.
Además, es muy importante el papel mediador. El buen administrador debe ejercer bien la labor de intermediación cuando existe un conflicto vecinal, o cuando se crea un problema con terceros.
El Administrador de Fincas Colegiado debe de ser una persona visible, no alguien con quien tratar vía telefónica, sino que tenga disponibilidad para acudir a su puesto de trabajo cuando sea necesario. Ya que este es un punto importante, que para el administrador su único trabajo es el de administrar la comunidad, no se puede tomar como un segundo empleo.
Debe destacar el compromiso hacia su trabajo, considerando el bienestar de sus administrados su principal finalidad.
Por lo tanto, podemos asegurarnos de que, contando con el respaldo del Colegio de Administradores de Fincas, dispondremos de un profesional que nos preste un servicio de calidad, cuyos intereses sean el bienestar de los hogares que administra. Y lo debe hacer como si cuidara de su propio hogar, como si quienes habitan bajo el techo de esa comunidad de vecinos fueran sus propios hijos.